Campo do oso, dentro del curro
Cuando vas andando por el curro, ves como los caballos bajan por el monte. Incluso, sin que te alcance la vista, en ocasiones oyes un ruido de trote ensordecedor y ahí aparece la manada.
Es un trabajo de pura acción; busco las mejores fotos corriendo detrás de los ganaderos, a su paso. Trato de que mi presencia no se note, intento hacerme invisible y no molestar a los aloitadores en su cometido. Así puedo llegar a formar parte de ese ritual de confianza, rodeado del olor de la naturaleza y de la fuerza de los caballos, ante los que siempre debes estar alerta.
Además de captar la imagen en carrera, en busca de naturalidad y huyendo de los posados, a ese ritmo, también me garantizo una mayor seguridad.
La esencia del curro de Mondoñedo es la acción, reflejada en esta pequeña muestra de más de dos décadas de retratos de muchas de las caras que contribuyen al cuidado de los montes gallegos a lo largo del año junto a los animales que viven en libertad.